...yo le canto.

Disfruto TANTO los momentos de adoración cada domingo por la mañana en los servicios de la iglesia. Pero que el hecho que "amo cantar" no los confunda. Esto va mucho más allá.

Como compartía ayer en el servicio de inglés, a menudo me imagino cómo será cuando podamos ver al Señor cara a cara. Pensar en esto me emociona uuuff...hasta se me pone la piel de gallina! Será genial, grandioso, maravilloso, increíble...INDESCRIPTIBLE lo define mejor. Hay 2 cosas que estoy segura voy a hacer.

1. Mirar a Dios cara a cara y decirle: Padre, gracias. Gracias por todo lo que hiciste por mí. Por crearme, por amarme y mandar a Jesús a morir en una cruz por mis pecados. Gracias por las infinitas bendiciones que me diste. Gracias por los buenos momentos...pero también por los malos. Gracias porque siempre siempre ví tu mano protectora, tu compasión y misericorida. Dios...te pasaste!

2. Adorarlo...y para siempre. Y es que fuimos creados para adorar. En el cielo la adoración será increíble! Cantaremos junto con los ángeles y con personas de toda lengua y nación...no puedo esperar!

Por eso disfruto tanto adorar. Para mí esos momentos son como un pre-cielo, como si cada vez que canto y adoro estoy entrenando para algo que haré por la eternidad. No es cantar por cantar, es creer lo que dices, lo que cantas. Creer que hay alguien que te escucha y sonríe cuando tu adoración viene del corazón, cuando es sincera.

Dios es el único merecedor de adoración, ¿estás listo para adorarlo y exaltarlo por la eternidad? ...yo sí.