Ya pasó un año!

Hoy no tengo mucho que escribir.

Solo puedo decir con un corazón enteramente agradecido que Dios es verdaderamente fiel.

Hace exactamente un año (11.01.10), en mi tercer día en Arequipa, recibí una llamada de papá diciéndome que mamá tenía cáncer. Creo que la llamada fue algo larga, pero la verdad, no recuerdo casi nada. En ese momento mis oídos no escuchaban más la voz de papá y lo único que pasaba por mi cabeza era: mamá tiene cáncer? mamá tiene cáncer!

Hace exactamente 2 semanas recibí la noticia, otra vez por medio de papá, de que el doctor de mamá, luego de revisar los resultados del tratamiento, dijo que no hay índices tumorales ni presencia de cáncer en su cuerpo. Solo me quedó decir: Dios, gracias!

No es maravilloso? Creo que nadie en mi familia alguna vez se imaginó vivir un año como el 2010. Qué año!

Si bien es cierto, aunque no empezó de la manera que esperábamos, podemos decir que Dios estuvo a nuestro lado de principio a fin. Y algo mejor que eso no hay.

Su amor para con nosotros ha sido (es y seguirá siendo, estoy segura) increíble.

De hecho hubieron días de muchas preguntas, días de tristeza, pero como dice el poema Huellas en la arena, el Señor nos llevó en sus brazos cuando más lo necesitábamos. Es allí donde permanecemos y queremos permanecer, confiados en su infinito amor y misericordia. Confiados en que Él tuvo y tiene el control siempre. Confiados de que absolutamente nada escapa de sus manos. Confiados en que Él nos quiere usar donde quiera que vayamos y en medio de cualquier circunstancia. Confiados de que somos sus hijos y nuestro Padre siempre siempre tiene cuidado de nosotros.

Que en todo tiempo y solo a Él sea la gloria.


"¡Vengan a ver las maravillas que Dios ha realizado!

       ¡Vengan a ver sus grandes hechos en favor de todos nosotros!"
Salmos 66:5